Arabia Saudita tiene como sistema político la monarquía absoluta que declara que su única constitución es el Corán, libro sagrado de la religión musulmana. Por lo tanto, no hay parlamento, partidos políticos y mucho menos cargos de elección popular en las estructuras altas del gobierno.
El resultado de este sistema político es que todo el poder se concentra en la familia real y otras élites privilegiadas. El jefe de Estado y Primer Ministro es el rey Salman bin Abdulaziz Al Saud, descendiente del fundador del reino de Arabia Saudita, el rey Abdulaziz bin Abdulrrahman Al Saud.
Recientemente, el rey anunció que destituía al heredero del trono, su sobrino Mohamed bin Nayef y nombraba a su hijo, Mohamed bin Salman, como el futuro monarca. Actualmente, el príncipe de 31 años ocupa el puesto de vicepresidente del consejo de ministros, cargo al que habría llegado por una supuesta visión más moderna para el gobierno.
Las únicas elecciones que ha vivido este país fueron en 2005 y en ellas se eligió a la mitad de los miembros de los consejos provinciales, grupos de gestión administrativa local. En dichas elecciones, mujeres y militares estuvieron excluidos del voto. Sin embargo, recientemente el Rey anunció que en las próximas elecciones las mujeres tendrán derecho a sufragar.
A pesar de no tener una población muy grande, el presupuesto designado para el ejército es muy elevado en comparación con otros países. Según los reportes, el presupuesto para este rubro supera los 80 millones de dólares, lo que correspondería al 13.7% de su PIB. Su gasto militar sólo se ubica debajo de EE.UU., China y Rusia.
Las etnias principales que componen la población saudí son la árabe y sólo el 10% es afroasiático. En la división social los saudíes se encuentran en lo más alto de la jerarquía; por debajo de ellos están otros árabes y, sucesivamente, los residentes europeos. Los expatriados asiáticos están en la base y suelen trabajar como mano de obra en construcciones o en campos de extracción petrolera.
El territorio es desértico, mayormente seco y con temperaturas extremas.
La vestimenta es un asunto muy importante para los habitantes y visitantes de este país. En Arabia Saudita la cultura conservadora exige que tanto hombres como mujeres se deben cubrir las piernas, los brazos y el pecho.
Sin embargo, en el caso de las mujeres, también se debe cubrir el pelo y vestirse moderadamente. De lo contrario podrían enfrentar consecuencias legales graves.
En este país los hombres y mujeres sólo pueden convivir en un entorno familiar. Aunque la mujer tiene derecho a trabajar, cuando lo hace, generalmente, se desarrolla en entornos exclusivamente femeninos.
Algunas prohibiciones que enfrentan las mujeres saudíes son: viajar solas, entrar a los gimnasios, hacer ejercicio en público, bailar, cantar y realizar negocios sin la presencia de un tutor masculino. La figura femenina cobra relevancia en el entorno personal, pues se le considera la fuente y la base de la familia. Conducir un automóvil era hasta septiembre del 2017 prohibido para cualquier mujer.
El petróleo es la fuente principal de ingresos del país. Antes de su descubrimiento, la economía local se basaba en la producción de café, té, azúcar, cardamomo, arroz y telas.
La comida tradicional es el Kapsa o Kabsa, un plato de arroz con carne de cordero o pollo asado. En Arabia Saudita está prohibido el consumo de alcohol, así como la carne que no haya pasado por un ritual de sacrificio.
A la hora de comer las reglas son muy específicas. Si la comida está en el piso se sientan con las piernas cruzadas o sobre una rodilla, se come sólo con la mano derecha y lo más común es que la conversación sea escasa. Se acostumbran las largas sobremesas y una espera considerable para comenzar a comer.
En la cultura saudí es de vital importancia ser amable, pues basan su forma de ser en el ejemplo del profeta Mahoma. La relación entre los saudíes y los extranjeros es muy cordial, aunque entre las clases más bajas es casi tan ruda como en cualquier otra parte del mundo.
Algunas prohibiciones importantes en la sociedad saudí son: apuntar con el dedo a las personas, mirar a las mujeres ajenas a la familia, comer puerco, usar ropa ajustada, criticar a la familia real, criticar al islam y mostrar afecto al sexo opuesto en público, entre otros.
Si se viaja a Arabia Saudita en pareja, se les solicitará a los viajeros su comprobante de matrimonio, de lo contrario se les puede negar el permiso para visitar el país. Además, se debe ser respetuoso y acatar las reglas del islam, aunque no seas creyente de esa religión. Las costumbres de otras religiones se deben practicar de forma muy privada y es mejor no comentarlo en público.
Sus creencias son tan arraigadas que se persigue cualquier material que atañe magia o brujería. No te sorprenderá entonces que los libros de Harry Potter estén prohibidos.
Para los viajeros es importante saber que las fotografías a edificios gubernamentales, mezquitas y palacios también están estrictamente prohibidas.
La vida nocturna es casi inexistente. Aunque recientemente el Rey levantó la prohibición sobre las salas de cine, en Arabia Saudita no hay bares, teatros y espectáculos muy vistosos. Los cines estuvieron cerrados desde los años 80 por creer que propician la convivencia no supervisada entre hombres y mujeres.
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